lunes, 9 de julio de 2012

LAS CRONICAS DE MORBO CAPITULO II


"PERFUME A HUMEDAD" 



Tres toques, dos de ellos en cumpleaños de amigos y uno en una kermés del club Urreta de baby fútbol, mas un puñado de desprolijos ensayos en distintas salas y garages, conformaban la totalidad de la experiencia de Morbo como banda hasta ese momento. Para su cuarta presentación en vivo, habían concretado los aposentos de un añejo bar de la ciudad vieja. Una pocilga con barra de estaño y perfume a humedad, decorada con banderines de equipos de la B. En una pequeña esquina dos palets de madera, uno al lado del otro eran el escenario en donde cerca de las 21:00 de aquel viernes invernal se disponían a probar el sonido.



Dos temas dieron comienzo a dicha prueba, que cualquiera podrían haber sido, ya que nada se distinguia dentro de esa nebulosa de acoples, distorsiones disparadas al mango y cables picados. "Bajate un poco León", grito Rolando desde atrás del bajo con inescondible frustración. Ambos se conocían desde la escuela y habían pasado juntos por unas cuantas disfunciones de personalidad, incluyendo la de confiar que podían llegar a ser rock stars, que les duraba hasta ahora. "Bueno esta bien... ya me bajo", contesto a regaña dientes León.


Para esas épocas su relación se había puesto incomoda, producto del tire y afloje constante por el liderazgo de la banda. Por un lado, León aportaba casi todos los ritmos, melodías, riffs y letras, lo que lo convertía inevitablemente en protagonista, aparte de su innegable virtuosismo en la guitarra que ya se dejaba notar. En la otra esquina estaba Rolando. No solo se sacrificó tocando el bajo, cosa que a ningún mortal en su sano juicio le satisface, sino que también desde los principios se asumía como el voz líder de Morbo. De el había sido la idea de que León empezara las clases de guitarra para armar una banda juntos y de el eran todas las iniciativas de buscar lugares para poder ensayar y tocar. Fue idea suya preguntarle al tío Jacinto si no le parecía que estaba bueno armar algo para recaudar fondos para la cruzada de la categoría 2000 donde atajaba el primito Gustavo.


Después de unos ajustes el Bragueta contó palos desde atrás de la batería y dio arranque a la tercer y ultima canción de la prueba de sonido, que tras haber pasado un minuto y treinta y nueve segundos ya había terminado. Una ráfaga de dos acordes y unos cuantos gritos. Sorprendentemente lo primero que se escucho luego del tema fueron aplausos. Rápidamente los tres Morbo giraron sus cabezas hacia la barra, en busca del autor de tal acto de caridad.


"Dale Carlo', pagame y andate que ya te serví la ultima como tres vece'. No te pase' de listo". Le gritaba el dueño del bar a Carlitos, un parroquiano de los de siempre, mientras golpeaba sus manos entre si con vehemencia, como para darle mas firmeza a su punto.


       
   

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