miércoles, 18 de abril de 2012

La Liebre vs la Tortuga Dejó Dos Vencedores…


Artículo en colaboración con Nicolás Kardjian.

Luego de una poco intrincada disputa interna, Rick Santorum da por finalizada su campaña electoral, batiendo por tierra el sueño de ser el “mandamás” conservador.  En ese mismísimo instante, Mitt Romney se consagró como el ganador en este juego de internas, devolviendo el oxígeno a los asesores partidarios que comenzaban a preocuparse de cara  a las elecciones nacionales de Noviembre, dada la infranqueable insistencia del candidato por el ultra-conservadurismo del tea party. De aquí en más, lo cierto es que Romney deberá llevar adelante una estrategia netamente conservadora, alejada de los valores radicalizados en la fe, o apuntando al cambio, debiendo  centrarse  su campaña en su éxito empresarial aún en contraposición al deterioro económico de los últimos años.  

Sin embargo, toda disputa intra-partido deja secuelas en esta suerte de mutación que sufren los candidatos, en el inevitable pasaje de ser candidato de unos pocos, a transformarse en el candidato de una población mayor. Los niveles de agregación de preferencia, hacen que los candidatos comiencen a “sacar cuentas” de qué discursos  ofrecer a la ciudadanía, teniendo en cuenta las posturas o preferencias del bando contrario. Si realizáramos una especie de quiebre entre el Mitt ex-ante y ex-post primaria, afirmaríamos que el Romney de hoy, está mucho más en consonancia con los valores republicanos que aquel que se presentaba como un “conciliador” entre la tradición y la modernidad conservadora.

Dicha imagen no constituyó más que la forma de plantarse frente a una férrea oposición tradicionalista representada por Santorum, que atraía a cierta porción de su electorado (ciertamente el electorado marginado de los centros urbanos y con menor formación educativa) revitalizando los valores ultra-tradicionalistas provenientes de la escuela del té,  forzando a todos aquellos contrincantes a adoptarlos como una máxima republicana universal. Vaya si habrá sido ridículo creer que un candidato adherente a tales principios, alguien que desprecia y rechina sobre ciertas prácticas sociales realizadas por la mayoría de la ciudadanía (como lo son los anticonceptivos, o las libertades frente a la elección sexual), podría triunfar en una elección interna, mucho menos en una elección a nivel nacional. 

De todos modos, resulta mucho más ridículo haber creído que los muchachos de “la obra” a través de su discípulo, se retirarían de la contienda con las manos vacías: todo lo contrario. Santorum fue un neto vencedor de principios. Instaló temas en el debate, forzó a que Romney tome posturas en favor del conservadurismo a regañadientes, mostró sus quiebres socializantes y lo obligó a redimirse de sus pecados, representados en su apoyo a una reforma de la salud similar a la defendida por los demócratas por éste entonces, y desarrollada por él mismo en su estado natal Massachussets. Con todo esto, Santorum moldeó un nuevo Romney, quién al día de hoy deberá respaldar el guiño conservador que aseguró el martes pasado en su primer discurso como candidato por el Partido Republicano.

Al día de hoy, Romney pelea por convertirse en una oposición real y creíble frente a Obama, por encima de que las encuestas electorales y la lógica condenen radicalmente su chance. Sin embargo, la encrucijada está planteada: seguir por el camino del conservadurismo ridiculizante, estricto e intolerante pero asegurándose la fuerza de su electorado, o exponer ciertas aperturas socializantes,  a modo de atraer el voto demócrata desilusionado con el empleo y la economía. La primera, aleja sus posibilidades de aumentar su caudal electoral; la segunda, aleja gran parte de lo que podemos considerar “su” electorado. La forma en que Mitt logre ajustar dicha sintonía será la piedra angular de afianzar sus chances electorales y presentarse como un candidato creíble a la hora de arrebatarle la re-elección a Barack. Si hay algo de lo que pueden jactarse los republicanos como parte de su tradición, es que la máquina de fabricar candidatos la han patentado, y que fuentes de financiación sobran. 

¿Timonazo?

Se avecinan de esta forma las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de América, con la puesta en jaque al gobierno de Barack Obama por parte del Partido Republicano (PR), que a lo largo de su  mandato iniciado en 2008 ha sabido imponer múltiples trabas a las reformas internas que pretendía llevar adelante la administración Obama.



La experiencia reciente dicta que los demócratas al frente de la Casa Blanca, no han sido devotos a la intervención política exterior, aunque tampoco demasiado compasivos. En líneas generales simplemente han prescindido o prestado menor atención a lo que ocurre fuera de su territorio. Igualmente reiteramos, no son santos de ninguna devoción. Recordar que el “benemérito” presidente Bill Clinton supo bombardear Irak como respuesta a los avances de dicho régimen sobre territorios kuwaitíes por allá en los ajetreados 1993, 94 y 96, años luego de la anterior intervención militar en dicha área con motivo de la Guerra del Golfo.  Justamente la prescindencia intervencionista sería lo deseable a nivel global. Nadie pide el compromiso de un país ajeno para resolver problemas propios (bueno, quizás algunas naciones sí), pero tampoco nadie desea la imposición externa de condiciones (sistemas de organización social) hipotéticamente deseables por un colectivo foráneo; fuere por la vía que fuere, ya sea política/democrática o como ha ocurrido últimamente, armamentísticamente. Con la retirada de Santorum, la actual contienda política interna ha llegado a su fin favoreciendo claramente a la figura de Mitt Romney.

Se  consolidará por tanto con bastante antelación a la prevista, la estrategia de ataque masivo por parte del PR y sus dirigentes contra las políticas, dichos y acciones de los representativos del Partido Demócrata (PD), especialmente su actual cabecilla y jefe de gobierno, Barack Obama.


La carencia de alternativas creíbles, (léase Gingrich, Paul, Perry, Huntsman y Bachmann) se fue traduciendo en sendas victorias de los dos contendientes que más fuerza presentaban, hasta la reciente retirada. Sin embargo, dichas victorias se concentraron fundamentalmente bajo el ala de Mitt el aristócrata, ese exitoso empresario perteneciente a la más alta élite económica de la sociedad americana. Romney es un miembro del club de los 27. Sí, nada más ni nada menos que un individuo del 0,01% más acaudalado del país, rango en el que se ubican las personas cuyos ingresos anuales superan la franja de los 27 millones de dólares, en el caso de Romney los USD 45MM. ¿Celosos quienes escriben pensará usted? Sí, porque con un año de eso nada más se cuelgan los botines para el resto de la vida lo mismo pensando en las generaciones venideras, sin embargo desilusionado y desesperanzado son los sentimientos que más recorren los cuerpos de quienes escriben estas palabras luego de ser emanadas desde el cerebro.

Sin poder afirmar que la administración Obama haya sido revolucionaria en el plano de las reformas sociales, raro sería creer y esperar que ante una eventual presidencia del ex gobernador de Massachusetts las cosas fueran a mejorar para la ya golpeada sociedad norteamericana. Los planes sociales que ya fueron obstaculizados pueden ser desandados con facilidad por un Congreso en que la mayoría descansa ya acurrucada en brazos del PR. En el cuadrado amarillo juega al golf Romney. ¿Piensa Ud. que le va a importar que pasa en el damero azul?  



Basta con repasar las estadísticas de distribución del ingreso para asombrarse con la disparidad existente (sin abogar por la equidad). Se cumple a grandes rasgos la regla de Wilfredo Pareto que propone una relación de 80/20, es decir, el quintil superior de la población controla aproximandamente el 80% de los recursos de tan poderosa economía. Asústese, puede hacerlo, pues dicha relación suele verificarse en muchas economías...

Distribution del Valor Neto y Riqueza Financiera en los EEUU, 1983-2007


Total Valor Neto
Top 1 %
Sgte. 19 %
80 % Inferior
1983
33.8%
47.5%
18.7%
1989
37.4%
46.2%
16.5%
1992
37.2%
46.6%
16.2%
1995
38.5%
45.4%
16.1%
1998
38.1%
45.3%
16.6%
2001
33.4%
51.0%
15.6%
2004
34.3%
50.3%
15.3%
2007
34.6%
50.5%
15.0%


Riqueza Financiera
Top 1 %
Sgte. 19 %
80 % Inferior
1983
42.9%
48.4%
8.7%
1989
46.9%
46.5%
6.6%
1992
45.6%
46.7%
7.7%
1995
47.2%
45.9%
7.0%
1998
47.3%
43.6%
9.1%
2001
39.7%
51.5%
8.7%
2004
42.2%
50.3%
7.5%
2007
42.7%
50.3%
7.0%
Fuente: “Wealth, Income, and Power by G. William Domhoff”

Es así que la elección de este candidato puede implicar varios virajes en el escenario económico y geopolítico internacional. Ya se hizo referencia a que dicho precandidato pertenece al núcleo económico más selecto del globo. Lo que asombra es que los individuos que han votado por este “fenómeno económico”, dentro de sus motivaciones hayan incluido el exitoso desempeño personal de su precandidato como factor clave para pensar en una recuperación económica de la gigante aunque actualmente alicaída economía estadounidense. Sin embargo, parecieran olvidar que pertenece a un círculo que justamente menosprecia cualquier tipo de medida tendiente a favorecer a las masas, sino que únicamente se moviliza en base al lucro asequible a través de acciones clientelistas políticamente.

Otra consecuencia negativa, puede ser la escalada armamentística nuevamente. En un mundo en que se pretende aislar al Irán de Mahmud Ahmadinejad,  en el que Kim Jong-Un demuestra seguir los pasos de sus antecesores, tomando una posición cada día más insolente, en el que la primavera Árabe parece continuar dando coletazos de insurrección anti-dictatorial, no paran de surgir excusas para que el congreso americano encuentre formas de derrochar dinero en causas inútiles como la guerra, alegándose defensores de los valores democráticos universales, y nadie mejor que un republicano que tenga que devolver muchos favores para liderar tal cruzada, sobre todo cuando ésta beneficie económicamente a sus amigotes a costa de las vidas de unos cuantos ladrillos del muro. En esta carrera la tortuga Santorum se ha quedado sin piernas, y la liebre ya salió victoriosa de la primera parada. Esperemos aparezca algún cazador en la temporada de conejos previo al undécimo mes del año.

¿Está el planeta en este estado de convulsión preparado para recibir y resistir otra presidencia del PR? Suponemos que nadie en su sano juicio habría de quejarse si vienen cuatro años más de Obama pese a que éste no sea ningún Boy Scout…


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